Envido

Sufres cuando enmudezco

cuando mis letras son neutras

no persisten tu conquista.

Mantengo imantados los versos

sin fluir la poesía

qué tu corazón regenera.

Perdón te he rogado

perdón que sigo exigiendo.

Perdona que no sienta

que cuestione mis sentimientos

mi almacenamiento interno

el engranaje positivo

la veracidad de lo que mi corazón llena

el apetito de mis sentidos.

A tus pies los postro

por si llegado el momento reniegan

se manifiestan en paro

cansados de mi naturaleza

de la apatía que mantengo

exponiéndose a ser reescritos por la pluma

que los merezca.

Y aun así dudas recogerlos

¿Qué esperas?

Esgrimes discursos

abusas de mi precaria existencia

creyendo que un llanto semejante lo posee cualquiera.

¡Te reto!

Juega con ellos

dalos belleza

regenera sentires

acordes sinfónicos

conciertos de trompeta

… Lo que desees.

Están a tu disposición

haz con ellos tus poemas.

¿Qué más puedo ofrecerte?

Si el silencio me alberga

ofrezco aquello que no debo

… Lo que no ganaste

… Lo que siempre envidiaste

… Tu mayor deseo

el alma que acompasa mis letras.

No perseveres las ascuas

mi alma está incompleta

por mis pecados me condenaron

por tu negación te condecoraron

y ni con esas te me alejas.

Cébate con mi cuerpo si es tu deseo

cicatrizará rápido

de sobra costumbrado

a recibir agravios, ultrajes y querellas.

Te los cedo

aunque no lo merezcas.

¿Qué esperas?

¿Qué te detiene?

Lo tienes todo para embalsamarme

para mi ahondar en mi tragedia.

¿Acaso no sabes?

¿Dudas?

Será que no sientes lo suficiente

que no te concentras en ellos

que mis letras se te expresan ajenas.

¿Cómo entenderás mi locura poética

si no compartes la pasión

que mi corazón encierra?

O.