Ojalá…

Ojalá el campo de batalla
fuera un jardín de amapolas
Las trincheras
el regadío que las venas sustenta
Los soldados
sentimientos que de día ríen
de noche lloran
Los fusiles
flechas estimulantes de cupido
Los cañones
dardos envenenados de Eros
Las masacres ordenadas
contiendas sensuales entre Afrodita y Venus.
Ojalá…

Pero
mientras eso suceda
debemos seguir viviendo
sin que nada ni nadie
nos enseñe
únicamente sintiendo
acompasando nuestra senda
a los avatares del momento
desplegar nuestra entereza
cuando la necesidad aboga
la fuerza de nuestro espíritu
demostrando
lo que nuestro corazón atesora
nuestra alma derrocha
los sentimientos no se ahorcan.

Siempre
habrá una penúltima batalla
una penúltima danza
un penúltimo desenlace
un cónclave de penúltima hora.

O.

Poesía

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