Luna…

Menguante
no pierde su belleza
refina la estética
dulcificando su silueta.

Atrayente
causante del embelesamiento
del rey del firmamento
atónito observa
el magnetismo que suscita.

Incrédulo
antagónico a su naturaleza
entorna los ojos
vigoriza la mirada
encadenada sin persuasión
ni cadenas
sin cornetas
sin trombones
que ridiculicen
la muda sinfonía
que le embelesa.

Sonrosada
definida la sonrisa
por las estrellas que la amparan
unas diseñadoras
otras obreras
y la guardia personal 
protectora de su reina.

Ante semejante circunstancia
incluso él debe pedir audiencia
confrontar lagrimales
solicitando un baile
durante el crepúsculo
que les vincula.

O.

Poesía

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