Simplemente…

  La riada difuminaba cada mañana la clarividencia noctámbula su rostro obligado a tantear la opacidad diaria aquella que tanto atormentaba desprotegido de su coraza nocturna de las sombras que protegían su silueta. Tras la capa conspiratoria nadie se acercaba un fortín atormentado para su cuerpo solapaba la candidez de su alma agasajándola con ronroneos... Leer más →

Crea una web o blog en WordPress.com

Subir ↑