Noches…

Quisiera ser el ilusionista
Desencadenara la fiera
Encarcelada
Ser la brújula
Que guiara su existencia
Tras los barrotes de la jaula.

Sentir su esencia
Esa que envuelve
Engloba
Embauca
Y enamora
Cuando va desplazándose
Por la selva a solas.

A lo lejos
Observas
Cómo su fisonomía retrata
La sensibilidad interior
Un agraciado encauza
La fiabilidad exterior
Cualquiera es capaz de notarla.

Ser capaz
De enfrentarme a su mirada
La que te traspasa
Te calca
Diminuto en su presencia.

Envidar esos ojos
Y pensar…
Qué bello sería
Aún en sueños
Se percatara
De mi presencia
De mi existencia
De que su áurea me embriaga
Creando expectativas
De caminar junto a ella
Enalteciendo mi alma.

Que una lágrima suya
Es por mi corazón
Por mi incorporación a su causa
El amor que la profeso
La necesidad
De velar junto a ella
Por la eternidad indeterminada.

Qué belleza en libertad
Qué profanación encerrada
Alumbra las noches sin luna
Con la concavidad de su alma
En la convexidad de la cueva
Bajo la envoltura de la sábana.

Desempolvar el riachuelo
Que divide su espalda
Encontrar esa protuberancia
Donde el sol se hace aclara.

Ir…
Derritiendo su vergüenza
Saneando a besos sus gestos
Notando cómo se tiesa
Cuando girándose
Mis ojos exalta.

Pronunciar su nombre
Mientras mis labios
Sus piernas enjuagan
Su bello se encrespa
Del rojo de su planicie
Una estalactita me suspira.

Cómo lo desearía
Cuántas veces lo he soñado
Terminando con mi glande
Entre sus piernas
Mi cuerpo encadenado
Entre ellas…

Con suavizante movimiento
Enlazaría el instante
Que me pidiera…

Cuántas veces
Es posible la misma fantasía
Sin que por la mañana
Se haga de día
Encerrado bajo la sábana
Y la cabeza entre almohadas.

O.