Algo más que X…

Llegó…

Tranquila

Serena

Sosegada…

Sin ruidos

Sin estridencias.

Adueñándose de todo,

Dejándote la nada.

Tu cuerpo…

Su expansión perfecta.

En tu mente,

Hízose pasar por ángel

El demonio que era.

Ni cuestionada

ni acotada.

Dulce y cariñosa.

Cruel y envidiosa.

Conocía el arte

Cómo mantener la cuerda…

Darte carrete

Tensionarla sin romperla

Labios carnosos

Atraían tus deseos

Sometían tus sentidos

Abotargando pasiones.

Sabía…

Cómo dejarse acariciar por tus labios.

Cómo activar tus necesidades

Tu lujuria

El respingo de tus extremidades.

Permitiéndote tocar débilmente su cuerpo.

Su figura asimilaba la perfección de Miguel Ángel.

Su cuerpo escultura poética andante.

Se acerca en sigilo.

Te rozaba con su desnudez palpitante.

Te erizaba el bello.

Exponía sus objeciones

Conociendo la tentación

De tu glande palpitante.

Tu virilidad evaporada

Mientras te ofrece sus manjares.

Te exigía que te deleitases

Saboreando a su orden

Todas y cada una de sus partes.

Su egocentrismo se volvía carroñero.

Te miraba…

Observabas distante.

Te tumbaba sobre los rosales

Tú…

Amordazado

Esposado

Acobardado sin inmutarte.

Las espinas bajo el dorso

Sus tacones dibujando el torso.

Castigaba tu boca.

Mordía cual loba

Fiereza indomable

Tus enrojecidos labios sangrantes.

A su merced

Un menguante mequetrefe

Un excitado corsario

Un hombre sin nombre

Muñeco ambulante.

Entre lametones dentales

Succiones con sabor a carne

Descargaba su verdadero talante.

Sentías cómo su rabia

Su desprecio

Empatía

Relamiéndose de gusto

Con tu mermado cuerpo

Satisfacía sus carencias afectivas.

Sentías cómo entraba

Salía

Cómo lo asimilaba

Lo atrapaba,

Penitencia sufría.

Tu erecto claudicaba

Desprestigiado

Por semejante batalla.

Una sonrisa enigmática

Reaparecía de nuevo

Exigiendo el resurgimiento

de tu estandarte…

O.

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