Ojeada…

Ojos juglarescos

Carentes de sentido

Atemporales 

Silencio envolvente

Recordándote añejos

Lugares perniciosos

De la luz a la sombra 

Cual films pornográficos.

Barras barnizadas de señoritas

Con nombres respetables

De sobra reconocidos

Por el trato diario.

Degustabas la sazón

Recrudeciendo la quemazón

… Otra ronda de inmediato

El tablón vacío

Un símil de pecado.

Enanos cristalinos

Guardaespaldas de oficio

Sin denominación de origen

Imanes que se apoderaban

De tus manos

Tu boca

Y el enajenado cerebro

S iba retardando

Retroalimentándose

Entre la fauna analgésica

A ambos lados.

Esquinas furibundas

Recónditos oasis

Promiscuos baños

Tétricos parajes

Epicentro ebrio

De paisajistas noctámbulos.

Territorio comanche

Nadie cuestionaba

Nadie exigía

Daban y recibían

Cada cual…

Solo a los abonados 

Se les permitía el acceso.

No por nivel económico

Por acento distorsionado

Que estar sobrio

Era una etiqueta 

De estar muerto.

O.

Deja un comentario

Crea una web o blog en WordPress.com

Subir ↑