Palabras…

A veces
No se oye el eco…

Preguntas sin contestar
O respuestas escuetas
Sin significado compresivo
Ni incomprensivo
Un dialecto paralelo… 

Por qué el leguaje no empapa
Por qué es tan difícil inhalar palabras
La cuesta de enero 
No nos permite exhalarlas
O manteniendo el anonimato lingüístico
Es más prudente…
Menos arriesgado…

La sabiduría no alcanza
A la brujería
La mente idea un barullo
Cuando sabe lo precario
Que ronda por las aceras.

De puertas para adentro
Un sinfín de contubernios
Cuando abres la puerta
Con silicona la prudencia.

No es consecuente el dialecto
Cuando los avatares de la vida nos acechan
Nos rodean y asedian.

La preocupación es lacaya
De la persona que ama
Sobre la amada.

La contienda debería
Aunar clanes
Comprometidos alrededor de una hoguera
Sin banderas
Ni estandartes
Con los labios promoviendo avances.

Somos los amos de nuestros actos
La realeza de nuestras cabezas
Los terratenientes de nuestros pensamientos
Somos solo…
Amantes de nuestra lengua.

Por qué debemos emanciparnos
De las conversiones de pareja
A distancia contraproducente
En nuestro idílico escondrijo.

Por miedo…
Por no obligar al otro
A asociarse por obligación
Compromiso comprometido
Cuando el deseo ajeno
Es el matrimonio en si mismo.

Estando a nuestro lado
Prestándonos sus letras
Interrelacionándonos a diario.

Será porque te quiere
Porque su corazón lo desea
Con todo lo que ello conlleva.

No es un obsequio
Ni una permuta
Ni una muleta…

Es amor lo que te ofrezco
Donde
Como
Cuando quieras…
Cásate conmigo
Evitarás darle vueltas
A tu cabeza…

Las señales de humo… En la chimenea.

O.