¡¡Perdón!!

Tan poco me conozco
Estaba tan desnivelado mi limpiaparabrisas
Que no reconocí su figura
Enfrente de mi carrocería.

Cómo perderla de vista
Por tan importante instante
Si únicamente poseía ojos para ella.

O llevaba la venda puesta
O se me destartaló la cabeza
Para echarla a las fieras
Cuando lo que deseaba
Era tenerla a mi vera.

¿Cómo pude hacer semejante «hazaña»?
¿Cómo pedirla que nos arrejuntemos
… Si cuando la poseía
Antes del clímax
La expulsé de mi cama?

Ni Atila habría obrado
De semejante «hazaña».

Era mía
Era suyo
Eramos uno.

Se había desprendido de todo
Salvo la sábana que la cubría
Y yo… En mi mundo
No caí que la perdía
Por ser en exceso espeso
Por la estupidez del momento
Por la falta de entendimiento
Por la «cobardía» cobriza
… ¡Era mi alma gemela!
Lo más deseaba.

¿Dónde tenía puesta la vista para semejante barbarie?
… Llevándomela por delante
Sin cuestionarme la indefensión sometida.

No existen excusas
Ni un reloj que retrase la vida
Ahora la digo…
Y me extraño
Cuando me dice que no se fía.

Me miro al espejo
Y me pregunto…
¿Yo me fiaría de mí mismo
Tras el hecho retratado?

Por mucho que pida perdón
Por mucho que hable o escriba de amor
… Vale más que recapacite
Porque no tengo ni puñetera idea
Del verdadero significado de amante.

Un muro construido
Alrededor de su persona
De sus sentimientos
Evitando caer en tentación de nuevo.
Unos tapones en los oídos
Y mi venda en sus ojos
Evitando con razón
Mis palabras y letras.

¿Cómo se atenúa su fiereza?
¿Cómo cuestiono su firmeza?
¿Cómo rogarla que vuelva a comfiar en mi?
Cómo decirla y se lo crea
¿Que fue, es y será la única mujer de mi vida?
¿Yo… Qué pensaría?

Aparte del perdón arrodillado
¿Qué puedo hacer?
Salvo llamar a la puerta
Día tras día
Ir rascando el muro
Con lo único que poseo
Una pala de plástico
Y un latido imperecedero.
Y rezar para que crea
Lo que de corazón escribo
Que me observe a los ojos
Y…

O.

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