Un detalle…

Concédeme, sin darle una alegría al tiempo alado, un gesto tan sencillo como esa sonrisa cuando paseando de reojo me miras, me coges de la mano, agachando los ojos, por un instante inquietante de nerviosismo, cuando nuestros cuerpos con el vaivén se enredan, cuando mi mirada de chiquillo, se enrosca a la tuya. Mujer con credenciales imponentes, transmites lo que deseas, con ese gesto que envuelve de pasión, amor y deseo, únicamente para quien lo obsequias. A que tu sonrisa está vetada, ante las lentes de los demás titiriteros kamikaces, ahí mantienes un anónimo gesto.

Dila tras sentimental gesto, los desajustes emocionales que te genera su mirada, la falta de resuello cuando yace a tu lado, sientes su entrecortada respiración, los suspiros y gemidos que en la intimidad, que son un bálsamo diario, que son tu perdición vital… ¿Qué no harías por tenerlos a diario?

No mantengáis el silencio, sin callaros lo que deseáis deciros, gritando o susurrando, no os quedéis pensando, adivinando vuestros sentimientos.

Deciros…

Siempre hay algo que deciros… En cualquier lugar, en cualquier momento, manteniendo la lama ardiente, vuestros deseos más íntimos, en un contubernio concéntrico.

O.