Poema erótico

Permíteme secuestrar tu evangelio que tu catedral me acoja.
Encrespe susurros laicos
me recuesteen un tablón a tu lado.
Dispensando suspiros evangélicos
desmantelando tu ignífugo 
sentenciando tu añoranza en el secreto del confesionario.
Recorreré tu cuerpo húmedo
con la ternura de mis labios
desangelando tus defensas
caricias diabólicas maquiavólicas ofrendas.
Redimiré tus pensamientos excomulgándote
recreando tus sueños profanos
deseos sentimentales ocultos
atenuando el desasosiego
entretejiendo nuestros cuerpos en un purgatorio anónimo.
Socavaré tu voluntad virginal
con las yemas de mis dedos
la sinuosidad de mis ademanes
el trasiego de mi enredo.
Seré esa última ficha
que consuele el puzzle virginal
que devasta tu fuero interno.
Sexaré tu pasión
profanando tu océano
convergiendo entre tus laderas
consensuaremos un purgatorio un cénit sincero.
Alcanzarás el éxtasis pasional
esperado desde…
Que el deseo se hizo eco.
No volverás a divagar a solas
ni a recorrer parajes desérticos
imantada a mi cripta volcánica
no volverás a echar un clímax de menos… Ni ha borrar de tu mente el exceso de deseo.

O.

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