Baila…

¡Báilala!…

¡Báilame la sien!

¡Muévete!

Que mi cordura se retuerza hasta el amanecer

Al ritmo que marque tu cuerpo… Al son de los susurros de tu alma

De los latidos de tu pecho… De la hegemonía de tu cuerpo

Que sienta la envidia amaestrada de tus arengas y pensamientos.

¡Mírame!

Clava como dardo tu mirada… ¡Enloquéceme!

¡Sonríeme!

Que sienta un escalofrío

Que tiemble de celos al verte

Que mi corazón se desmorone al mirarte.

¡Baila!

Atraviésame con tus ojos marrones… Desbajusta mi ser.

¡Ríe!

Cuando sientas mi deseo

Cuando veas mi suplicante mirada

Que siente el dulce torbellino

La tormenta sensual que exhalas

Que me mutile cabeza… Al inhalar la esencia de tu piel.

¡Báilame!… ¡Báilala!

Que no olvide tu figura sobre la pista

Que sienta la agonía y la necesidad

¡Se cruel!

Baila hasta el amanecer

Que no olvide jamás esta danza

Muévete y mírame

Dame celos y hazme enloquecer

Por ser incapaz de rotar.

¡Siénteme!

¡Siéntete!

Goza mientras me miras

Corroído por la envidia

Por no saber bailar.

Ponme esa mirada felina

Esos ojos de gata

Esa sonrisa irónica

¡Encélame!

Besa el aire que nos separa

Y apártate antes de que lo aprisione

No quede espacio entre ambos

Y terminemos bailando un tango.

O.