Bajo la humedad de la arena
que resguardará tu morada de mármol
los comensales que merodeen tu cuerpo…
No juzgarán
cómo viviste
si sentiste
lo que hiciste
en el tiempo
que recibiste.
Sólo
les interesará
el regusto
de tus huesos
la textura
de tus entrañas
el tiempo
que podrán disfrutar
del exquisito manjar
con el que los obsequias.
O.


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