Dos…

Concédeme, sin darle una alegría al tiempo alado, un gesto tan sencillo como esa sonrisa cuando paseando de reojo me miras, me coges de la mano, agachando los ojos, por un instante inquietante de nerviosismo, cuando nuestros cuerpos con el vaivén se enredan, cuando mi mirada de chiquillo, se enrosca a la tuya. Mujer con credenciales imponentes, transmites lo que deseas, con ese gesto que envuelve de pasión, amor y deseo, únicamente para quien lo obsequias. Que tu sonrisa está vetada, ante las lentes de los demás titiriteros protagonistas… Ahí mantienes un impermeable veto.

Deciros…

Siempre hay algo que deciros… En cualquier lugar, en cualquier momento… En un íntimo contubernio.

Susúrrala…

Ve alzando la voz para que sea capaz de escuchar, de hacerla sentir especial, no solo con palabras, con tu manera de actuar… La disponibilidad de la que es dueña, del apoyo del que es señora.

La poseedora de tu corazón y el usufructo de tu cuerpo… Que tu alma es su envoltura acorazada, refuerzo rehabilitador de su esfuerzo.

Las fómulas aritméticas, que por la noche diseña tu mente, para que no sean solo palabras… Sumatorio de vocablos, actos y hechos.

¡No pares!

Carbura tu cerebro, hasta ser capaz de descubrir cuál es su deseo… Sin necesidad de cuestionártelo, ni de preguntárselo… Compartiéndolo.

Grita al viento si es irremediable
Lo que esta corroyendo tu mente por el dilema de ir despacio o marcarle el camino diario.

¡Rasca!

Hasta que te sangren las manos, hasta que la sonsaques si el ritmo que impones es el exacto.


¡Escucha!

lo que ronronea por su cabeza… Paladean sus pensamientos
A no custodiarlos en silencio

¡Habla!
Que la reprocidad sea un hecho… Un equilibrio bipolar completo.

Enarbola el pico y ensalza la pala… Asocia actos y vocablos… Entremezclados ambos, serán el equipaje idóneo para un reencuentro.

O.

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