Manto sombrío entre pinos como testigos
donde reposan desoncertados cuerpos y almas
unas esperando destino
otros cuestionándose el hogar recibido.
Baños de arena y barro
recrudecen los cuerpos intransitables
abasteciendo de orín y heces fecales
el edredón del camastro.
Manantial de verdades
destino predispuesto
espacio generalizado
en literas abocadas en campo santo
donde todos somos parientes comensales.
Sombras yacen doradas
luces trasnochan opacas
clausuran el sendero
trasiego cautivador de viandantes
almas laicas sin retorno
el peregrino obtendrá reposo.
Cumbre de danzas quijotescas
en el devenir del ocio
mientras atrincherados
algunos despistados
esperan ser repatriados
evitando creerse supeditados
al dominio del infinto.
Agazapados entre el ansia y el miedo
por el temor y el deseo sometidos
cuerpos rebosantes de todo y nada
reloj paralizad de recorrido.
Fluidos corporales emanan
terror al vecino
nadie concede su dorso
precario desafío al instinto.
Esperando el momento anhelado
el miedo converso exhale lucidez
capaz de saltar al ruedo
sin conciencia sostenible
ni conscientes de que todo está prescrito.
Aguarda la bestia tras la puerta
trancada con un lazo fino
espera el desasosiego
el agotamiento paulatino
expectante ante tanto delirio
cielo, infierno o purgatorio
un eco de silencios
un silencio de aullidos.
Carcajadas
blasfemias
risotadas
ruegos al cielo
improperios al crematorio
enajenados aguardan respuestas…
En el sorteo del nacimiento
momento clandestino
los boletos ya sellados
fueron repartidos.
O.


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