Crucifixión de amantes
mirándose extenuados
tras un flechazo inesperado.
Un coito escénico
de un film escalofriante.
Impetuosos suspiros,
gemidos y jadeos sumisos
por el eco genocida de los sentidos.
Tornado de sentimientos,
mix de cuerpos anclados
por extremistas articulaciones,
entre delirantes figuras
de obscenas difusiones.
Escalofríos hipnóticos
de dos cuerpos acompasados
en ritmo sosegado
y rima frenética
ante un recital de susurros orgásmicos.
Deseo enfermizo promueve
jaquecas lujuriosas
ante la pasión desatada
entre luces y sombras.
Orgasmos nocturnos
cobijados bajo un manto de lluvia escarlata,
lubricaciones de cuerpos entregados
en un forcejeo sensual
jugando un mano a mano
con los órganos contrarios.
Posesiones enfrentadas
en un abrasivo campo de batalla.
Mental desvarío
ante semejante acto.
Creyente independiente
ante la posesión acreditada.
No veo ángeles desfilando,
ni oigo trompetas atronadoras,
no siento las danzarinas mariposas,
ni veo luciérnagas coloreando la estancia.
Pensaba que era solo sexo,
lo que ansioso esperaba,
en qel café de la esquina,
mezclado con la necesidad de un instante.
Sin querer darme cuenta,
sin saber que lo que me ocurría…
Porque dolía cuando marchabas…
Que no era sexo lo que quería, ni pasión por poseerte,
Que era amor ese dolor por falta de respiración… Lo que atraía el hambre de mi corazón.
O.


Me derritió tu entrada, me pasó igual, al principio después del encuentro con mi esposo, tenía tantas dudas, sobre si lo que sentía con él era solo química (una química cómo ninguna), viví pensando que quizá era solo atracción física, pero no, pasó realmente poco tiempo para aclararme y ver que eso era solo una parte que hablaba de todo un universo de sentimientos y vivencias que me traería este amor.
Me gustaLe gusta a 2 personas