Un momento… Un día…

Acercándome a la ladera de tu cuello
Sin despertarte
Lo diluyo entre besos suaves
Y succiones profundas
Sabiendo que eres fruta prohibida.

Como Adán se ensortijó con la manzana
Yo me entretejo entre tu pelo
Mientras te remiro a tus ojos…

Un dulce beso
Sin fijarme si tu mirada va cambiando de diseño…

Voy delimitando tu senda vértebral con susurros labiales
Y caricias ronroneadas por las yemas de mis articulaciones…

Arribo donde pierden el nombre la fisonomía vertebral
Y el hombre la cadeza de deseo.
La manzana de Eva a mi acecho.

Si continúo será con tu beneplácito
Si tu semblante se muestra impertérrito…

Transitaré por el pasillo
Una mirada al espejo
Y un poema con tu pintalabios
Firmado con un reloj sin manecillas y un te quiero.

O.