Llegada…

Entraste sigilosa
Afilada rosa
Succionadora cadenciosa.
Abriendo hueco
Donde había piedra
Creaste espacio proporcionado
Al volumen  de tu silueta.

Dilunyedo con besos y caricias
El armazón que protegía
El latido de ser escuchado.

Esculpiste el menhir
Diseñando su verdadera fisonomía
Despertando su esencia
El latido masajeando… Rehabilitando el corazón.

Eres…
La silueta que mis ojos buscan
Con el catalejo mi mirada rebusca
El amanecer de mis sentidos
El anochecer que se recueta a mi lado.

Ésa alma inhalando la mía
Aupándome del inframundo al que estaba encadenado.

Surcaré mares y océanos
Los continentes que sean necesarios
Con sus calles y parajes
Atravesando selvas, desiertos y páramos
Hasta tenerte algún día
Suspirando a mi lado
Susurrando latidos
Enroscados en un entramado de latidos
Bajo amasijos blancos.

El corazón te lo llevaste…
Será el guía de mi destino
La brújula que marque el camino
Donde aposentar mi cuerpo
Posar mi alma
Unir nuestros latentes pasos
Ni delante, ni detrás… Emparejados.

O.