Como un minero…

Hasta que conquiste el torreón del castillo donde estás presa o escondida
Descerraje el candado que custodia la puerta
No sé si estará por dentro
O por fuera…
De un empellón echaré abajo la puerta.

Uno frente al otro
Como el primer día…
Calibraré la juzga de su mirada
El traducción de sus ojos
La gesticulación de su presencia
La esencia de su mente
El aroma de su aura.

«Expondré…
Lo que vengo a decirte
Sin distancia de por medio
¡Te quiero!
Que…
Apareciste
De la nada
Apareciste
Cuando ya nada me esperaba
Cuando estaba a punto de dar el último paso en la desescalada
Apareciste
Con simple hola que llegó a mi alma
Como un vendaval retrocediendo mi última pisada
Apareciste
Como el mar en la costa
Que esparce y remienda las olas
Como el aire en el cielo
Que sustenta el planear de las gaviotas
Como el oasis en el desierto
Dispensando agua al sediento
Como el guardacostas
Que da su vida su vida por ésa última persona
Como el bombero
Que no ceja hasta cercionarse que no queda nadie en el infierno
Como la señal
Dominante de la luz del faro
Que ilumina el sendero del pescador extraviado
Como la reina que dota al soldado de esfuerzo
Empecinado en golpear el pecho ensangrentado de su compañero exigiendo el aliento del latido
Como el minero
Que sigue insistiendo aun mellado el pico y agrietada la pala
La cueva que no permite ser aperturada
Rasgando con las uñas sangrientas
Las paredes para abrir el agujero. «

Así es como te quiero
Te llevo en el alma
Te siento en la mente
El corazón cuando estás enloquece.

O.