– Siéntate por favor
¿A qué has venido?
– A descubrir mi futuro
El porvenir que me aguarda…
– Dame una mano
… Te diré cómo andas
Ahora la otra
… Te descriré tu porvenir
Veo… (Pensando la milonga que la contaba)
La voz que oía, que diseñaba su futuro, era como una melodía escribiendo un cuento de hadas…
Salió perpleja y estupefacta ante la cháchara orquestada por aquella vieja pelleja
Sentada…
Con su compañero
Como si una estrella fugaz huiera cruzado a plena luz del día
Como si Cupido la hubiese alcanzado de pleno
Un haz trasparente sembró la mente
Cogiendo de la mano de su acompañante, sin pensárselo dos veces, le dijo suavemente susurrándole con la mirada…
– Sígueme sin cuestionarme, ni cuestionarte, si verdaderamente me amas.
O.


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