Cuando su mente no los esperaba, se negaba a ello… Llegaron

Cuando su intuición lo sabía, le prevenía… Llegaron

 

La madrugada, de una noche oscura y tétrica, sus nombras más letales llegaron.

Para darle caza, con los planes calculados al detalle, sicarios profesionales contratados expresamente para secuestrarle.

No eran maleantes de poca monta, chapuceros de otras lindes, eran auténticos expertos, saben lo que deben hacer y cómo…

Rápidos y prudentes

Silenciosos y letales

 

Noches como esa… entre sombras y penumbras, en las que nadie conoce a nadie.

Y mejor no conocer… pasar por cobarde

Ellos si reconocerían a su presa, la tenían estudiada al detalle

Sabían muy bien quien era… a quien buscaban… y donde encontrarle

 

El…

A sus anchas… sin motivo para la sospecha, para mantenerse alerta, ni para ausentarse.

Sin la necesidad de esconderse… ni la voluntad de disfrazarse

Demasiado hombre para hacerlo… o demasiado loco para quedarse…

 

Tranquilo… A pesar de que su propia suerte prevenía

 

Frágil de cuerpo… Fuerte de mente

La intuición no le engañaba… La desdeñaba… se ha vuelto impulsivo, en exceso imprudente

 

Únicamente piensa, divaga, sueña… A esas horas de la noche

No se sobresalta cuando oye voces

Ni se asusta de los ruidos, ni de los ecos de los gritos que aúllan en la noche

Demasiado confiado de su posición, o muy poco inteligente

 

En exceso valiente o loco…

No teme

 

Los ve subir los escalones, de dos en dos, hasta alcanzarlo y someterle

La única prueba de fuego

Deben llevarlo sano y salvo

Sin golpes, sin moratones, sin el menor arañazo… Impecable

 

En las calles, únicamente almas y sombras

Ni cuerpos, ni gente que recrimine, que proteste

… silencio claustrofóbico

Solo quedan algunas almas que vagan a sus anchas a esas horas traicioneras de la noche

Y ni esas, por miedo a ser víctimas inocentes, se acercan a ver lo que sucede

 

Nadie habitaba las calles

Nadie se cruza con esa gente

Calles y caminos limpios para la calavera, despejados de cuerpos sociables, vacío de héroes

No hay cabida para la alegría ni la algarabía… solo infortunio y muerte

Apenas, la desgracia era recibida con vítores a esas horas de la noche

 

Noche puñetera para estar solo

Sin escolta… sin pistola

Sin más defensa que su persona, su pluma y su hoja

Sin creer necesitarla… Ni tampoco quererla

 

No hubo tiempo de dimes y diretes

Tampoco de excusas ni charlas

Ni de lloros ni protestas

Un trabajo realizado

Un hombre aprisionado

Un callado poeta

 

Sabía lo que le esperaba

No lo merecía

No se resistiría

Tampoco suplicaría

 

No preguntó el por qué

En su fuero interno lo sabía

Era un estorbo

Una china en el zapato

Demasiadas cosas…

 

¡¡Mentiras!!

Únicamente pidió pluma y papel

Merecía una despedida

 

Mirada directa

Penetrante… tanto que amedrentaba

Cabeza altiva

Mentón elevado

Alma valiente

 

Un disparo

Murió el hombre

Nació la leyenda

 

Quisieron silenciar al hombre acabando con su cuerpo humano

Sin pensar que lo importante era su legado

 

Sellaron la boca de su cuerpo

Abrieron la del alma

¡¡Alta!!

¡¡Clara!!

 

 

O.

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