Tan lejano…

Tanto que tu recuerdo

se hace eco,

la vista, sueño.

Mirada que busca

lo que no encuentro,

pesadilla en sí misma,

infausto sentir capea el tiempo,

sentimiento plagiado,

será ajeno

… No te encuentro

 

Y si no eres,

si solo aparentas,

creando una idea

volatilizada en el tiempo,

un cúmulo de diapositivas

dibujadas en mi mundo,

Tal vez ni memoria…

Ni tal vez recuerdos…

Un diseño personalizado

de la necesidad,

del deseo de estar acompañado,

del miedo a su paso…

Temor que tambalea la sensatez,

despierta desazón,

desasosiego enquistado

en el pecho.

 

Nitidez

difusa,

difumina lo creído,

da pie al delirio,

contraproducente

evoca,

aquello que sueño.

 

Un sofá destartalado,

un televisor en blanco y negro,

un teléfono averiado,

un divagar esperando

que de mi locura

tu mentira sea la cura,

mi consciente inconexo

levita dantesco,

de sala en sala,

buscando un deseo.

 

No hay

ni pies

ni cabeza

en lo que concibo,

ni inteligencia

en lo que pienso,

solo quemazón hiriente,

hiena sonriente

volteando mi sillón.

 

Algo me dice…

Algo denota…

Me llama lejano,

¿Una voz desconocida?

Un eco que no acaba,

ramifica la distorsión

de ese aullido ensordecedor.

 

Grito que siento,

voz que reconozco,

cara de miedo, asombro…

Mi propio cuerpo,

mi alma… Cantando acompaña

la danza de mis pies,

el susurrante aliento

que conduce mis movimientos,

dirige mis pasos ramplones

desplazándolos/deslizándome…

 

Hueco húmedo

bajo mi danzar paupérrimo,

está a la espera de relleno.

Recibimiento aplaudido

con la llegada del deseado…

 

Cuánto tiempo esperando

para poder ser secuestrado.

Anidar en un lecho,

hecho de pino.

Sin pesadillas,

sin esperas,

sin desesperarme

sobreviviendo.

 

Descanso merecido,

sueño placentero,

a buen recaudo quedó

el pasado…

¿Habrá desaparecido conmigo?

¿Qué son los recuerdos?

Salvo el testamento a si mismo

de un moribundo

en busca de su último suspiro…

 

O.

Poesía