No sabe…
De qué le ha servido
… Aquel niño afable
de rostro carismático
mirada ingenua
ojos obstinados
corza traslúcida
corazón amansado
… Y con todo
incapaz
mantenerla a su lado.
De qué le ha servido
crecer en sentimientos
no menguar en el empeño
desterrar fantasmas
desacreditar miedos
… Y con todo
capaz
de apremiar su marcha.
Cómo pedirle
que sienta
si girándose
no la encuentra.
Cómo rogarle
que escuche
si al mirar
no la descubre.
Cómo explicarle
que son cosas de mayores
si ha dejado la cincuentena
y su mente no le corresponde.
No comprende
cómo…
Se besan los recuerdos
se acarician los deseos
se posee la distancia
la voz caricia la noche
la soledad sostiene el pecho.
Solo sabe
lo que ha visto
lo que le han contado
lo que ha sentido
aquello
que las circunstancias
el tiempo
y demás gérmenes naturales
le han arrebatado
dejándolo desamparado.
Alma desprotegida
deambulando desasistida
colilla sobre colilla
vaso tras vaso
enfrentada al presente
rememorando el pasado
el índice desafiando al cielo
esperando un pretérito
que sosiegue
su espíritu desquiciado.
O.
No comprende
cómo…
Se besan los recuerdos
se acarician los deseos
se posee la distancia
la voz caricia la noche
la soledad sostiene el pecho… Me gusta. Salud y saludos
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Qué remedio que intentar comprender para sobrevivir…saludos!!!!
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¡Siempre sirve de algo! Precioso poema. Un abrazo 🙂
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gracias Iñaki!
salud y saludos de vuelta
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a veces, comprender…
gracias Ana
saludos!!
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o comprender… para no perderse
gracias y saludos ana!!
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seo creo!!
otras puedes necesitarlo
gracias lavie
abrazo
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