Migajas del alma
por calles
rincones
ingentes paredes
donde amoldarse.

Entre trago y trago
de una botella acartonada
haciendo acopio de bravatas
con el ánimo espaciado
por la ingesta barata
un incierto aire nostalgia
la cabeza arrastra.

Sin una huella
que perseguir
ni perfume
que delate tu senda
tras la espantada
de tu presencia.

El silencio
se hace eco
de los desgarradores gritos
que recuerdan
quesean recuperar
la inestabilidad vital
de estos años de impaciencia.
recordatorios
de tu paso.

Desértico paisaje
me ronda
por exceso de benzodiacepinas
nominativo
de aquello que engancha
disemina el panorama
desmorona el horizonte
la clarividencia embauca.

Un cóctel molotov
que un paupérrimo desierto
lo convierte
en un querubín oasis.

Se va desvaneciendo
el ensueño
un ardid de tu psique
un circuito hermético
que retorna a diario.

Esas paredes blancas
recuerdos de agravios antaños
de una ciudad dividida
por unos cobrizos rayados.

Paseo del melancólico
al cuadrilátero perenne
con las articulaciones esposadas
y una analítica sensorial permanente.

Así…
Continúas el camino
emprendido hace años
con un macuto y un sueño
pasando el tiempo
de uno a otro lado.

Ni un banco
donde aposentarte
ni la sombra
donde reponerte
… Únicamente
extraños recuerdos
que deleitan
un trasiego atípico.

O.

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