«Mi» vecino…

A diario
nuestros se cruzan
aunque su seda
es más escueta.
Ambos sentados
en el mismo banco
separados por centímetros
por años nuestros cuerpos.
Algunas veces
que me pregunto…
Qué vida habrá llevado
Si ha disfrutado
Si ha sentido
Si algo echa de menos
Volvería al recorrido…
Me miro
o me pienso
mejor dicho.
Me hago
las mismas preguntas
que a mi vecino.
La conclusión
será similar…
Nacemos
vivimos sintiendo
momentos para todo
cosas que cambiarías
otras
pasaron de largo
por motivos
no era el día…
Unos cuantos años
y seré yo
quien a mi lado
tenga un extraño.
Examinándome
examinándose
y sopesando…
Observo de reojo
su dorsal encorvado
una mochila
un saco
durante años ha acarreado.
le noto tranquilo
pausado
como esperando algo
alguien
que venga a buscarlo.
Con una mirada vaga
la cabeza gacha
el tiempo no hace milagros.
Me trae recuerdos
de resacas añejas
tirado en un grisáceo prado
aguantando
que pasara el mal trago
despejara la mente
el reloj fuera pasando…
Y ahora
al lado de mi futuro
solo espero
que el tiempo
no vaya tan rápido.
Puede ser egoísmo
o puede ser…
Lo único
a ciencia cierta
es que no deseo
llegar a ese banco
haciendo cábalas
de instantes pasados.
No deseo
una mochila repleta
una cantimplora vacía
por la resaca
en un desierto
con un triste banco.
A trompicones
he manejado mi vida.
La mayoría desconcertado
como el atunero
vacío  o lleno
su tiempo
su espacio.
Algún día…
Llegaré a una cala
un lugar tranquilo
sin estridencias
sin esa mochila llena
con alguien a mi lado
que sienta mi presente
no juzgue mi pasado. 
Convencimiento
no me falta
que cuando sea viejo
rememoraré esta historia
probablemente
solo hable
de lo bonito del cuento
que lo feo
se mantenga encerrado
si es que aún queda algo…

O.

Poesía

7 Comentarios Deja un comentario

  1. Aquí describes fielmente lo que es «la vida» de manera sublime y poética (como corresponde a un poeta) Me veo allí claramente reflejado, sentado encorvado, con una mochila más vacía que llena y una cantimplora llena de amarga vid de Sodoma, esperando desde hace mucho lo que deba llegar y cuando deba llegar sin prisa pero sin pausa, con algo de curiosidad (todavía) y una pizca de esperanza que su cuela por el resquicio de mi efímera existencia.
    Un afectuoso saludo mi apreciado O.

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