Jugada…

Gélidas escarlatas
humeantes gotas
redoblan campanas
sobre el tapete
mi ánimo bronco
pesadillas dispersas
de jugadas pasadas.
Un dólar de plata
las llaves de lo que fue
el alma haciendo gala.
Lo demás lo malgasté
escenificando una farsa
creyendo que atraería la suerte
como contrapartida
de amoríos de mala saña.
Sin plata en la madrugada
ni para un café amargo
refrigere la resaca
y menos para un whisky de malta
que absorba las penas estancadas.
El cuerpo subastado
sin más adversarios
que una silueta negra
etérea y callada
espera y reposa
sin prisa
sin pausa
a sabiendas
que escapistas no existen
y menos sin ganas.
La sangre menguada
al ritmo inalterable
que repartían cartas
con cada decisión
desgraciadamente
desacertadas.
Todo…
Nada…
En una carta.
La voltea…
Los ojos…
El rostro…
La rigidez del espasmo
la tensión palpitante
el corazón helado
El alma…
Siempre habrá un lugar
un campo de batalla
un tiempo estremecedor
una figura estancada
… La suerte
o la desgracia.
O.