Afrodita…

De morada en morada… Buscando una tregua a tanto ajetreo, un baño, un descanso… Apaciguando el tiempo.

Una puerta entreabierta… Permite que fantasee con mis deseos.

Nadie la reclama… Solitaria estancia donde reclamar nostalgia.

Un extraño gemido, acompañado de un profano grito… Miedo o éxtasis.

Rebusco, avizor, la procedencia de este.

Una habitación entregada…

Aromatizada por el personaje, real o un cuento inverosímil, ante mis ojos encabrita mi cuerpo.

Dama florida, entre una telaraña de sábanas, conocida o desconocida, algo en ella me embauca.

Sus ojos, sus labios… Esa constante mirada.

La reconocería entre un millón, si la buscara.

No hay palabras, ni gestos… Un paseo de la puerta a la cama, como único guardián, la ropa que me sobra, la misma que a ella le falta.

Miradas que se confabulan… Sin necesidad de presentaciones, ni representaciones.

Permite que me recueste a tu lado
Recorreré tu cuerpo húmedo
con la ternura de mis labios.
Desarbolaré tus defensas,
desmantelaré tu soledad… Tu nostalgia
haciendo realidad los sueños que tu cabeza genera… Reproduces en la distancia.
Sisaré tu voluntad con las yemas de mis dedos,
encendiendo la pasión que recorre alma y cuerpo…

Seré…
La lujuria desesperada.

El clímax hecho verso.

Sexaré tu alma
como profané tu océano.
Naufragaré entre tus laderas
esperando alcanzar la isla donde catapultar mi deseo.

Alcanzarás el cenit
ese que llevas esperando desde…

Tanto como lo desees… Como me permitas… Seré tu demonio sumiso.

Seré…

O.

Erótica Poesía

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