También soy…

Ese torbellino impune
Que se inmiscuyó en tu vida
Desbaratando tu placentero sosiego
El estrépito que llama a tu puerta
En cualquier momento.

Que te saca de quicio
Que desata el ansia que portas
Se involucra con declaraciones amorosas
Cuando es momento de mantenerse callado.

Que desea saber
Conocer demasiado
Llegando a desbancar la mano.

La morada que se solapa en tus pensamientos en los fríos inviernos
Permaneciendo preocupada por la falta de inquilino.

Coraza de hojalata
Que se abre a cal y canto
Exigiéndote que entres
Aunque salgas
Excesivamente protectora
Sabiendo que no la necesitas
Que posees la tuya propia.

La hoguera que sombrea mi figura
Recreando una sombra
Que hace garita a la puerta de tu alcoba
El sereno que ronda tu casa
Invadiendo tu espacio sin quererlo
Sin pensarlo
Ni darse cuenta de ello.

La ansiedad perenne que se inyecta tu mente
Que te destartala las ideas
Que si tuvieras una escopeta de perdigones…

La angustia que atormenta tus noches de insomnio
Cuando dormir se distorsiona
Cuando derrotada únicamente deseas descansar
Sin ninguna gana de soñar
Y las pesadillas desatan la bravura
de pensar.

Ese…
También soy
Que a diario se enfrenta
A la misma cara en el espejo…
A veces ríe
A veces sospecha que algo se le quedó en el tintero.

Te envía un poema sentido
Una canción romántica
De madrugada cuando el sueño
No le llama.

Que le arrebataste el corazón
Y usurpaste la mente.
Y la calma no es su mayor virtud
Aunque lo intente…

O.