Niña…

Mírame a los ojos
Calibra mi mirada
Escrutiña mis sentimientos
El desasosiego que relatan.

No es por el pasado
Ni pérdida vana
Es el temor arraigado
que suscita tu marcha.

El devenir
El reencuentro
El infortunio
De verme envuelto
En un nuevo episodio
Como antaño
Buscarte…
Perseguirte…

El olvido
Como consecuencia del relato
El retiro pensativo
El desajuste cotrariado
El final de lo recien creado.

Sosegado
Despierto de este erte alocado
Un tiempo de reflexión
Amoldo mis pensamientos
Al tenebroso escollo solapado.

Reafirmo mis sentimientos
Algo que tienes claro
Cerca…
Lejos…
Continúa doliendo el pecho solitario
Camino de ida
Tranquilo repaso el pasado
Sintiendo tu figura
Tu ímpetu a mi lado.

No dejo de creer
No me permito ignoralo
Demasiado costó
Imposible sobrevarolarlo.

Sisaré tiempo
Diseñaré espacio
Sortearé riscos, senderos y simulacros
Ladearé el impromerio atenazante
Amarraré mi corazón a ese banco
Resarciré este instante
Bajo la textura del árbol
Sostendré tu sinuante mirada como antaño
Una mano sobre la tuya
Unos ojos verdes tras el faro
Una sonrisa de niño que espera
Como la noche de reyes
Ese tesoro anhelado.

Volveré a tenerte encima
Debajo
A uno u otro costado
Caminando de nuevo juntos
Como si el telediario se hubiese atrasado.

Únicamente espero
Que continúes suspirando
Emanando el aroma
Esa «no se qué» que me imanta perpetuamente a tu lado.

O.