Ella…

Ni indecisión
Ni cobardía
Ni pánico
Por abandonar
Mi estado palaciego.

El tiempo necesario
Para hacer el petate
Rezar una plegaria
O lanzar una moneda embrujada
Un dardo afrodisíaco
Diseñe el itinerario

Emprender la marcha
El camino marcado por el rezo… Y si las estrellas son benevolentes delineen el enjambre territorial pertinente…

No será sencillo
Ni directo
Ni rápido…
Necesitaré de la fortuna
Que nunca me escoltó
Dar con tu paradero
Con tu residencia
Podrá ser arduo y laborioso... ¡Merece la pena!

Tal vez Tú bajando
Yo subiendo
Caprichos del destino
De ese «algo» que nos interpuso
Uno frente al otro
Sin explicación… Sin preguntarnos

Ahora al despiste apuesta
Jugando con nosotros a su libre albedrío…

Un método delicado
Ir embrollando el cordón cobrizo
Que liga tu corazón al mío
Las almas y mentes
Que en ese instante anudó el mago.

Encontrar el rastro
Por el aroma de tu esencia
Por tembleque de los adoquines
Tras tu tránsito
La mirada ensimismada
De viandantes embobados
De los peregrinos satisfechos
Por tu visión que se cruza ante ellos.

Aunque…
Porfiaría que cualquier perro
Sería más convincente como guía
Que cualquier espía.

Aún con ese rechazo que acarreo
Por no hacer caso
A mi corazón en su momento
Merecerá la pena encontrarte
Porque lo que se ama no se debería perder
Y si desaparece… Salir tras el latido conocido
Y el aroma inhalado que revolotea en mi mente cavilando el sendero…

Encontrarte…
Ayudarte, cuidarte y mantenerme constante a tu lado.

Hasta que un día…
Detengas el marcial paso
Me concedas un lapsus
Para coger resuello
Mantener un contubernio con ese café esperado…

O tal vez…
No de con ella
Persiga una sombra
Con excesiva delantera
Que no desea ser encontrada
Una trotamundos que se desliza planeando a un ritmo eléctrico.

Tal vez…

Deba emplear el resto de mi vida…

Porque sin ella…
Ni resto
Ni vida.

O.

Deja un comentario

Crea una web o blog en WordPress.com

Subir ↑