Campo…

No hay romanticismo

en el abismo del odio

de extaños desconocidos

que no han perturbado

la calma de tu casa.

Solo son peones

carne de cañón

sacrificados “mediocres”

satisfaciendo la vanidad

de unos “privilegiados”

cuya currículum se basa

creando sin tapujos

sin conciencia

ni grietas en su mente

rellertas temporales

amplificando su caja pecuniaria

su tórax de pavo real

con la odisea indiscriminada

de sanguíneos fuegos artificiales

virando la algarabía

por la pena de la guerra

de los que en el hogar esperan.

Un paraíso terrestre   

amanece saciado

de almas aún calientes

merodeando sobre

cuerpos vacíos

yacen refrigerados

por lagrimales sanguíneos.

Un hombre… Un alma.

No sobresalen credenciales

únicamente un sumatorio de donantes de sangre

escenas maquiavélicas

de una tragedia evitable.

En las trincheras

agazapados como conejos

atenazados por el miedo

capoteando en polvo y sudor

gemidos y suspiros

de sed y hambre

exhalan terror al alba

inhalando pánico incontrolable.

Espacio fronterizo

que separa ambos bandos

trincheras que sirven de fosas

y parapetos a partes iguales.

Atmósfera podrida

contaminada por heces

y vómitos impersonales.

Miradas extraviadas

dientes musicales.

¿Quién quiere enfrentarse de cara?

… A oscuras sería más fácil.

Evitando pesadillas

y postraumatismo existenciales.

En un instante…

La tormenta amaina

el silencio hace eco

dejando solemnidad demencial

en el estridente paraje.

Ya…

Únicamente un macabro cuadro

decora el antaño elegante oasis.

O.

6 comentarios sobre “Campo…

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  1. Tu texto es un latigazo necesario. En cada imagen que dibujas late la verdad incómoda que muchos prefieren no mirar: la guerra como fracaso moral, como fosa común de sueños, como escenario donde solo pierden los que nunca eligieron estar allí. Has convertido el barro, el miedo y la deshumanización en un espejo que obliga a detenerse. Gracias por recordarnos, con tu voz tan tuya, que detrás de cada uniforme hay un alma que merecía amanecer en paz.
    Un fuerte abrazo, poeta

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