Dónde estoy??…

Has pasado media vida en las trincheras, destrozándote el cuerpo cuando no tenías nada para llevarte a la boca, cuando tan solo estabas. No te importó nunca llegar de madrugada a casa, una casa vacía, incompleta, sin alma. Aquella casa pasajera, ¿¿solo descansabas??, lugar de noches pasajeras en espera de las madrugadas.

Tiempos de espera, momentos de reposo, lugar de sanar tus herramientas en espera de la siguiente batalla. Casa que te envolvía, manto de soledad oscura, fría y amargada, de espantosa espera, triste desesperanza, únicamente aliviada por el olor a sangre, a sudor, a tragedia humana.

De madrugada en madrugada, agonizabas, cada vez más ajeno a la vida, más centrado en desperdiciarla…

Esperando, pasabas las vigilias, las horas transcurridas entre la mina y la batalla, entre el pico y la espada, se transformaban en años, cada vez y a cuál más largas, más espesas, menos deseadas…

Desesperado de toda esperanza, arruinando tu mente emborrachando tu corazón y drogando tu alma, gastabas el tiempo, sin remedio, con plata…

Plata ganada con tu esfuerzo, con el sudor de tu cuerpo y dolor de tu alma. Esa plata negra, de la oscuridad de la mina, de la negrura de tu avaricia, que no servía de moneda, ni de compra, ni de alquiler, ni de cambio, para ganar tiempo de vida, no para comprar vida a tu alma…

Te debatías entre la plata o la vida, el tiempo o el espacio, todo o nada. En eso te habías convertido, en un doberman de la mina, un currante del trabajo, un muerto de hambre de la esperanza.

Pocos se te acercaban, muchos menos te entendían… Amasabas y amasabas, debía ser para la próxima vida, para la que tan ansiosamente esperabas… Aquella que jurabas que te esperaba, aquella, que sin vivir esta, necesitabas.

Sabías que no era vida, que no durarías, y no llegaba lo que esperabas. Sabías que no aguantarías por mucho más tiempo esta miseria interna, esta caída en barrena diaria.

Era tu mono diario, lo necesitabas…, tu dosis de adrenalina, tu chute de esperanza… bajar a la mina, continuar la lucha, y un día, perder esta odiada batalla. Acabar rápidamente con toda tu …

 

O.

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