Verde carmesí

Soleado día
Frondoso y majestuoso paisaje de cuentos
Reserva natural de príncipes valientes y hadas madrinas
Oscurece… Desgarrador
Cruel y tenebroso desierto opaco de paz y armonía
Último vagar de almas bravas
Natural y salvaje campo de ensueños
Brutal paraje de sangre y cuerpos sobre cráteres
Lugar perfecto
Donde sacar a pasear al viento
Donde morar las almas de los soldados
Donde buscar la brisa de la tarde
Donde pasar los últimos días entre tierra e infierno
Manto de amapolas
Rojo sangre de odio
Vergel cristalino
Baños de arena y barro
Sudor, orín y heces fecales
Manantial puro de montaña
Cumbre sangrienta de cadáveres
Hombres atrincherados
Agazapados entre el ansia y el miedo
Atenazados por el temor y el odio
Cuerpos recubiertos de polvo
Manan sangre y pánico
Emanan a orín y miedo
Esperan el momento anhelado
Cuando el miedo se convierte en locura
No hay lugar para los cobardes
Solo para la rabia, la ira y el odio
Cada hombre busca objetivos
Una presa para la caza
Cobrar cuentas pendientes
Exigir y recibir venganza
Cuerpos marcados de batallas
Heridos, olvidados, mutilados y descompuestos
Grácilmente expuestos como figuras decorativas en la maqueta de un campo de batalla
Dentro de un espacio decorado para la ocasión
Lugar no apto para la barbarie y el horror
Recreación de un acontecimiento notable
Una pradera verde
Separa ambos bandos
Un muro invisible
Odio pasta sobre el terreno
Muerte pasea salvaje
Miedo permanece expectante
Quiénes los buenos
Cuáles los malos
Trincheras ensangrentadas
Recubiertas de sangre de los heridos
De partes de los mutilados
Cuerpos son vida sirven de parapeto
Moldeados con lodo, barro y estiércol
En ese espacio reservado a los supervivientes
Ahí se resguarda los menos agraciados
Por tener que seguir de pie
Sabiendo que acabarán tumbados
Cuerpos mutilados
Cadáveres
Sin posibilidad de ser identificados
Sangre roja mezclada con orín y heces cubre la alfombra verde
Antaño un paisaje adorable
Hoy… Solo muerte
Olores entremezclados
A miedo y pánico
A ese momento esperado
No deseado
Espera angustiosa del instante
Momento decisivo del destino
Cuando suene la voz de mando
Ordenando a voz en grito
… Ataquen!
Acompasada con la música fantasmagórica de la corneta que a la muerte los acompaña
Caras de pánico y ansia
Cuerpos rígidos
Sudores fríos
Ojos temblorosos
Miradas extraviadas
Mandan calar bayonetas
La embestida será a la carga
Nadie… En ninguno de ambos bandos desea entrar en un careo
Ningún soldado añora conocer la cara de su rival
Prefieren disparar sin mirar
Con los ojos cerrados
Sin conocer a quién hieren, mutilan o matan
No desean tener sobre sus conciencias sus errantes caras
Se preparan
Calan bayonetas
Tiesos como estacas
Sudores fríos que de la frente emanan
Tiembla el más valiente
Gime el más grande
El más loco calla tranquilamente
Nadie sabe de nadie
No hay hombres enfrente
Solo espantapájaros de paja y alambre
Saltan de las trincheras
Gritos salvajes
Desfogan su miedo aullando
Apenas dejan espacio para la voz de carguen
Fusiles y cañones
Acompasados por gritos y aullidos
Improperios y blasfemias
Único sonido en la tarde
Disparos
Explosiones
Sonidos varios
Durante un largo espacio de tiempo
… Acaban en silencio
Nada se oye
Nadie se escucha
Solo silencio
Silencio aterrador
Opaco y mudo el griterío postrero
Nada
Nadie
Solo cuerpos vacíos
Almas perdidas
El verde campo… Un matadero
O.