Tras su esquelético escondrijo,

ascensor laminado de quita,

hilado de pon,

emerge silueta cebrada,

sinuosos pensamientos

encuentran ensoñaciones

un recreo perfecto

a través de cada hueco.

 

Lugar procreado donde desatascar

la carga emocional acarreada

por el abandono expreso

y la soledad continuada

mientras se vive en lamento.

 

La cautividad proscrita,

deseada y odiada,

desdicha pasajera de aquella dama.

 

Soledad entornada,

disparatada maniobra,

cuando despierta,

feliz y valerosa.

triste y sumisa,

abre, cierra o entorna.

 

Rabia

Pena

Ira

Tristeza

Parejas entre las que se consagra inmersa.

 

Quietud

Inquietud

Sosiego

Ansia

Movimientos contraproducentes del alma.

 

Aglomeraciones sentimentales,

sensaciones ornamentales,

más parecen ser que son,

estar que pertenecer.

 

En sus puestos de salida,

las ganas,

la desgana,

la necesidad,

el miedo,

esperando el trueno

que marque el comienzo,

que defina el final,

que debata su mente

entre quiero y puedo,

entre vergüenza y pánico.

 

Que marque el tiempo de algarabía,

elimine carbón opaco de sus pupilas,

desincruste la mueca de rutina,

explosionen átomos oculares,

enfoquen realidades,

borren imágenes prehistóricas.

 

Mirada trastabillada por el encanto externo,

interior carcelario despejado

por el encantamiento de un inocente deseo.

 

¿¿Desencriptará la mente la encrucijada de su existencia??

¿¿O seguirá manteniendo el ocultismo de su ceguera??

 

Lapsus perdido,

espacio y tiempo dilapidados,

pensando…

Excesiva crueldad vital,

ocasión singular de revivir

detalles resguardados,

memorizados, idealizados y secretos,

por miedo a ser vetados

por su inoperante cerebro.

 

Una mano sabia de pequeña

la guiaba.

Una mano imponente de joven

la acompasaba.

Ahora… Tomada la decisión,

una mano de roble dura, áspera y vieja

la sostiene mientras baja los peldaños de la escalera.

 

O.

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