Silueta bronceada yace recostada
tan cerca… Degustando caricias
sin perder su fisonomía
tan lejos… Exigiendo pausa
sin evaporar la distancia
provocando la ansiedad por la conquista
del elemento vital que los separa.

Aquel suspiro infinito
susurro indefinido
aquella fragua expatriada
brasa sensual socavada
por la telaraña de la vida
aún así cobija
la pasión antaño desatada.

Sentencia perpetua asumida
tras una mecha amamantada
de aquellos que no olvidan
replican la armonía
acometiendo enfermizos
sus sentimientos sobre la cama
bajo un firmamento promiscuo
deleitándose incombustibles
por el impás del ahora.

O.

Poesía