Ese hombre que…

Arena sangrienta
rememoran escenas
de un campo de batalla.

Agrio aroma
embriaga el sendero
por el que se arrastra
Aluvión de granizo
diluye de esputos
el trasiego de su alma
Animosos latigazos
esculpen la fisionomía
de un óseo
al que la duda
distorsiona la obediencia
que su progenitor demanda.

Arrastra pesada carga
desconfiando que sea propia
empecinado en ofertarla
dualidad existencial
que enloquece su mente
renegando
enalteciendo
su mítica causa.

Descalzo
Semidesnudo
Auxilio en su boca
¿Perdón tras su mirada?…

Mutilado como persona
coronado como rey
por espinas y púas
al grito ensordecedor
de insultos y risotadas.

Reclama piedad…
Inmundicias recibe
sin compasión
con sarna
como penitencia
a una locura
que nadie avala.

Sin un juicio justo
un careo público
la sentencia desde el inicio orquestada.

Sin parétesis que amparase su causa…
Promovida por doquier
ejecutándose sin tiempo para la esperanza.
 
Una idea propulsa
sus menguadas fuerzas…

… Cuanto antes llegue
antes descansará
finiquitará el horror transhumante
la paz mortal agasajará su tétrico pasaje
su vía crucis inconsciente
cegará el odio inhalado
soggegará su sacrificio
dormirá cegado por un sol acongojado.

¿Por?
¿Para?
¿Nacido
para ser sacrificado?

A cada paso
rogaba…
Por una sorda respuesta
a sus inmensas dudas
incrédulas preguntas
cuestiones humanitarias
que su rostro anhelaba.

Clamaba ronco
un eco épico
que todo silenciaba.

¿Por qué yo?
¿Por qué mí?

¿Era verdad todo esto?
O un simple sueño
una pesadilla
un debate mental de un esquizofrénico
con aires de grandeza…

El final del acto
un sacrificio ordinario
demostraría
si…

Aún… Hoy en día…

La duda continuará sin respuesta
para unos será realidad
para otros una quimera
la divinidad de su figura
el obsequiado calvario…

Cada cual… Se esforzará en imponer su alegato.

O.

10 respuestas a “Ese hombre que…

Add yours

Deja un comentario

Crea una web o blog en WordPress.com

Subir ↑