Después de…

Sentía la añoranza del calor que tus letras perpetraban

La melancolía que cada acorde de tu guitarra eyaculaba

La sutil delicadeza con la que esculpían esa profanación escondida

La sensualidad errática con la que tu voz rota resquebrajada las mentiras

Como tu música desvirtuaba los cuerpos de quien te escuchaba

La áurea erótica que fluía cuando voz y guitarra acompañaban

Desterrabas sentimientos convulsos olvidados

Resucitabas emociones olvidadas

Sentires sensuales encerrados en lo más hondo

Oprimidos sin el rasgueo de tu guitarra

Aureola erótica difuminada por las salas donde tocabas

Los sueños y las pesadillas coqueteaban convergían

Empatizaban vírgenes y putas

Armonizaban chulos, fulanos y chaperos

Danzaban sus almas la cobarde nostalgia amañada

La omnipresente soledad carcome tu existencia

No pierde de vista emoción extraña que la perturbe

Oteaba

Vigilaba movimientos de sexos

Le es indiferente

Cualquier cuerpo salva tu lujuria clandestina

Pena gritada por tu guitarra fluía cual clítoris manaba

Esa tristeza llorada eyaculaba gotas blancas

Conciencia indispuesta a ser estudiada

Mi coraza se diluía cuando perpetrabas

Acto que mis oídos no cerraban

Desarmaba mis sentidos corporales

Mojaba mis intimidades

Goteras perfilaban mi silueta

Notas heladas erizaban mi espalda

Atrapada en un clímax orgásmico

Estremecía mi cuerpo con cada espasmo

Mirada clavada en la mano que acariciaba la guitarra

Dedos sellando cuerdas… Atándome a la barra

Necesidad satisfecha

Deseo reabastecido

Un adiós en mi mirada.

O.

Erótica Poesía

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